La arcilla fue una de las primeras formas de medicina natural y sus virtudes terapéuticas continúan descubriéndose aún hoy.Tienen un gran poder de absorción y la capacidad de extraer todas las... Leer más
La arcilla fue una de las primeras formas de medicina natural y sus virtudes terapéuticas continúan descubriéndose aún hoy.
Tienen un gran poder de absorción y la capacidad de extraer todas las toxinas y sustancias nocivas del cuerpo produciendo efectos antisépticos y antimicrobianos. El alto porcentaje de sílice y aluminio explica sus propiedades curativas y propiedades antiinflamatorias. Una de las más notables características de la arcilla es la capacidad de llegar a la zona del cuerpo donde más se necesita. A diferencia de los productos químicos que pueden destruir indiscriminadamente tanto tejidos sanos como enfermos, la arcilla es selectiva en la búsqueda de agentes patógenos y no daña los tejidos, lo que permite una rápida restauración de la salud,
Ejerce efectos muy beneficiosos sobre edemas y la inflamación. La absorción, por su parte, es un fenómeno físico químico por el que la arcilla absorbe las impurezas y toxinas y las sustituye por minerales.
Es cicatrizante y antiséptico gracias al silicato de aluminio que contiene, estimula y regenera la capacidad de los tejidos.